.
Nunca la calle se vio tan sola
con sus luces acuosas;
como el humo
que se desvanece en los gritos
que mi garganta anuda.
Como si el dolor de tu mirada
opacara mi llanto,
de este canto:
mudo de manos,
ciego al habla,
camino el espacio,
el silencio frio,
las estrellas de una noche
de hojas secas
.
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